1 feb 2010

The Mortality Sequence

And I am not frightened of dying. Any time will do; I don't mind.
Why should I be frightened of dying? There's no reason for it—you've gotta go sometime.

Gerry O'Driscoll

Curioso es, ver como cada un conlleva el duelo de distintas formas, y como cada uno tiene su propia forma de sufrir. Algunos ignoran su sentir o lo comparten sólo con un grupo selecto, algunos lloran solos en el camino en carro hasta su casa para llegar a encontrar a su familia, algunos sufren como nadie constantemente y jamás lo comparten, algunos inclusive ignoran las manos que se les tienden en este proceso. Cada quien tiene su maña.

En esto momentos se ve de qué está hecho cada uno. El tipo poco serio y divertido puede transformarse en la persona más madura por experimentar una pérdida. La más ecuánime madre puede quebrarse frente a sus hijos. Hasta el hijo malagradecido vuelve pródigo con flores. No quiere decir que nos transformemos en personas diferentes o que después del golpe volvamos a nacer, simplemente es algo que se echa en el saco de la vida y nos hace pensar por un instante lo frágil que es la existencia.

I never said I was frightened of dying.

Puddie Watts

No muchos piensan que pasaría si perdieran a un ser querido, no los culpo, es algo que uno no se atreve a considerar en su propio egoísmo, dejar ir es como quitarse una pierna y dársela a alguien más: impensable.

En mi caso el egoísmo se agrava por que la primera vez que experimenté una situación de este calibre fue con una pérdida en la cual fui yo el centro del asunto. ¿Ahora qué pasa con este muchacho? ¡Seguro le va a ir mal en el colegio! ¿Y ahora con quién se queda? Jamás me pasó por la mente ver cómo se sentían el resto, tíos, abuelos, era yo y sólo yo, y al fin no estaba solo.

Cuando mi tío político con quien vivo hace ya 3 años perdió a su madre me sentí en cierto modo identificado, probablemente era y sigo siendo la única persona que ha experimentado una situación así en la casa. Llegué a relacionarme también con sus hermanos y por fin ver, personas en ese estado, con ese espontáneo sentir melancólico y constante indisposición que juraría me caracterizó durante un tiempo.

No soy el tipo más centrado de este mundo, tengo como todos mi forma de ver, hacer y decir las cosas, aunque en la mayoría de los casos trato de ser los más empático y tolerante posible, pero cuando una persona se me acercó a ver si podía hablar con la hermana de mi tío ya que yo "comprendía su dolor" no quise. Plantear excusas como que todos sufrimos distinto, o ubicar mi ya mencionado egoísmo de por medio no tuvo sentido en el momento, yo simplemente no podía.

Hace unos días en una conversación familiar tratamos el tema del duelo y por fin tuve oportunidad de comentar con mi tío lo que podía compartir con él acerca del tema, le dije lo que pensaba y aunque me encontraba un tanto incómodo, logré trasmitirle lo que pude.

Desahogarse es bueno, pero hay un punto donde se debe parar, uno puede llorar cuanto quiera pero oír algo triste por tiempo prolongado es masoquismo. Querer se trata de tener la capacidad de unirse y compartir con una persona, pero también se trata de dejar ir. Ponerse a uno mismo en evidencia, bajarse de la nube y demás prácticas anti-auto-defensivas pueden ayudarlo a relacionarse mejor con los otros, nuestro nivel predispuesto de vulnerabilidad es la clave de todo esto y es esta la que determina si saldremos bien librados; y no, no es enclaustrarse lo que más nos beneficia en estos casos.

No soy psicólogo. Soy de esos que se ponen melancólicos con el olor a brownies y las fechas, y quizá eso no esté mal. Quizá no se trate de que los capítulos se cierren, sino que cuando se abra uno nuevo siempre se recuerde lo anterior para escribir en el futuro páginas sólidas, que tengan claro de donde vienen y que tengan como parte de su objetivo, aprovechar cada día la compañía de los demás.

4 comentarios:

Anagnut dijo...

...puta mae...sin nada que decir...pero con la obligación de demostrar el "me gusta" en esta entrada

Anónimo dijo...

Uno no supera la muerte de un ser querido sino aprende a vivir con ello...

Amanda dijo...

"Las clases de los martes son como el chan de la refri de mi casa. Llena pero no sabe." final épico.

Linda entrada, suerte con la "implicada" y con el combatir el aburrimiento, aunque ya ví que eso está de más.

Amanda dijo...

Mmm acabo de notar que este coment que te dejé no era para esta entrada sino para la de arriba, ¡puña enrredo! La disculpa del caso.